Hablar de evaluación nos asocia inmediatamente con la tarea de medir características de un objeto, hecho o situación particular. Así mismo, cuando se tratra de la evaluación educativa, irresistiblemente se piensa en la cuantificación de resultados del rendimiento académico durante del estudiante durante el año escolar.
A lo largo de la historia de la evaluación, ésta ha atravesado por cuatro generaciones que la han caracterizado desde diversas perspectivas, desde ser considerada como una simple medición hasta la visión humanista y constructivista que presenta hoy en día. La evaluación es parte integrante y sustancial del quehacer educativo. Si se diseña, planifica y pone en funcionamiento una iniciativa educativa, será imprescindible conocer qué es lo que se consigue por el hecho mismo de poner la iniciativa en acción. No por el hecho de que esté funcionando es bueno, no porque haya sido implantado con la mejor intención produce los mejores resultados.
Varios autores consideran que lo más importante en una evaluación es llegar a formular juicios de valor sobre las variables medidas como se plantea con la evaluación cualitativa que, a su vez, nos conducirán a un proceso de toma de decisiones tendientes a dirigir los resultados hacia la dirección deseada.
En tal sentido,desde la acción educación, considero que la evaluación cualitativa utilizada en la Educación Primaria, crea cierta apatía en los educandos y Representantes hacia las actividades programadas a lo largo del año escolar, dado que no aprecian el valor real, por lo que se reafirma una evaluación cualicuantitativa la cual ya fue planteada en la nueva Ley Orgánica de Educación pretendiendo con ello la satisfacción los actores del sistema educativo.
